En el principio fueron las ordalías o juicios de Dios. Eran pruebas que, especialmente en la Edad Media occidental, se hacían a los acusados para probar su inocencia. El duelo era un tipo: ofendido y ofensor elegían un representante que luchaba por ellos...
El vencedor imponía su derecho. Hacia el 200 después de Cristo tuvo breve auge una curiosa prueba. El acusado debía comer cierta cantidad de pan y de queso. Los jueces retenían que, si era culpable, Dios enviaría a un ángel para apretarle la garganta y que no pudiera tragar.
La prueba del hierro candente, en cambio, fue un clásico. El acusado debía tomar con sus manos un hierro al rojo por cierto tiempo. A veces debía dar siete pasos. Si se quemaba las manos era culpable.
Hacia el siglo XIII las ordalías comenzaron a ser reemplazadas por sistemas de prueba más complejos. La intervención divina cedió ante la humana, por lo cual las reglas debían ser lo más objetivas posible.
Así nació el principio de que la condena debía fundarse en dos testigos oculares inobjetables. Sólo si el acusado confesaba voluntariamente se lo podía condenar sin recurrir a los dos testigos.
La prueba circunstancial no era admitida porque significaba confiar demasiado en el criterio personal de los jueces. Por más que al sospechoso se lo viera huir de la casa de la víctima y se le encontrara una daga con sangre y el botín, si dos testigos no lo habían visto apuñalar a la víctima, no se lo podía condenar.
Pero entonces el sistema sólo era efectivo en delitos flagrantes o con acusados dispuestos a confesar con lo cual los delitos de autor desconocido o con involucrados no dispuestos a hablar hacía caer todo el mecanismo.
La exigencia de los dos testigos oculares no se podía eludir, pero de aceptar una confesión voluntaria a inducir por la fuerza a confesar había un paso.
El derecho de la tortura surgió para regular este proceso de inducción de confesiones. Sólo se podía torturar a personas con altas probabilidades de resultar culpables. La tortura fue permitida cuando había “semiplena prueba” contra el sospechoso. Semiplena prueba significaba tanto un testigo como prueba circunstancial suficiente. Así, la prohibición contra el uso de prueba circunstancial fue superada.
Los juristas medievales consideraban a la confesión bajo tortura como involuntaria y, por eso, inválida, salvo que el acusado la reiterara sin tortura. Si entonces se retractaba, se lo volvía a torturar. La gente confesaba “voluntariamente” antes de ir a los tormentos por primera vez. Nadie quería poner a prueba su capacidad para soportar el dolor.
—Edad media e Inquisición—
Durante la inquisición española, los herejes eran encarcelados sin ser acusados formalmente. Eran encadenados en frías y hediondas mazmorras infestadas de insectos y ratas, solo ellos y su excremento. Pan duro y enmohecido con agua sucia suplementaban la dieta de cucarachas y arañas.
“O de nuevo, un prisionero que se rehusaba a confesar era dejado en soledad y oscuridad por semanas, meses o hasta años, porque a la inquisición el tiempo no le incumbía, podía esperar y así mediante, poder salvar otra alma perdida para el Cristo. Si unas pocas semanas o meses no convencían al hereje acusado, el tiempo se transformaba en años, los años en décadas y así el prisionero quedaba en su horrible mazmorra sin nunca ser juzgado. Hay muchos casos donde tres, cinco o hasta diez años pasaron entre la primera audiencia y el juicio final del reo, tiempo en el cual el acusado se pudría en su celda. Periodos mas largos han sido reportados.”
Una vez convicto, el prisionero se enfrentaba a los verdaderos terrores.
“Ambos, el inquisidor y el obispo debían de estar presentes. Al prisionero le eran mostrados los instrumentos de tortura y era incitado a confesar. Al rehusarse era desnudado y atado y de nuevo instado a confesar. Se le prometía misericordia si lo hacía. Estos hombres y mujeres estaban atados y desnudos ante los agrios e implacables frailes mientras veían como calentaban los hierros al rojo vivo, probaban las ruedas de tortura y engrasaban los mecanismos en preparación para su uso en sus propios huesos y cuerpo”.
La prueba del hierro candente, en cambio, fue un clásico. El acusado debía tomar con sus manos un hierro al rojo por cierto tiempo. A veces debía dar siete pasos. Si se quemaba las manos era culpable.
Hacia el siglo XIII las ordalías comenzaron a ser reemplazadas por sistemas de prueba más complejos. La intervención divina cedió ante la humana, por lo cual las reglas debían ser lo más objetivas posible.
Así nació el principio de que la condena debía fundarse en dos testigos oculares inobjetables. Sólo si el acusado confesaba voluntariamente se lo podía condenar sin recurrir a los dos testigos.
La prueba circunstancial no era admitida porque significaba confiar demasiado en el criterio personal de los jueces. Por más que al sospechoso se lo viera huir de la casa de la víctima y se le encontrara una daga con sangre y el botín, si dos testigos no lo habían visto apuñalar a la víctima, no se lo podía condenar.
Pero entonces el sistema sólo era efectivo en delitos flagrantes o con acusados dispuestos a confesar con lo cual los delitos de autor desconocido o con involucrados no dispuestos a hablar hacía caer todo el mecanismo.
La exigencia de los dos testigos oculares no se podía eludir, pero de aceptar una confesión voluntaria a inducir por la fuerza a confesar había un paso.
El derecho de la tortura surgió para regular este proceso de inducción de confesiones. Sólo se podía torturar a personas con altas probabilidades de resultar culpables. La tortura fue permitida cuando había “semiplena prueba” contra el sospechoso. Semiplena prueba significaba tanto un testigo como prueba circunstancial suficiente. Así, la prohibición contra el uso de prueba circunstancial fue superada.
Los juristas medievales consideraban a la confesión bajo tortura como involuntaria y, por eso, inválida, salvo que el acusado la reiterara sin tortura. Si entonces se retractaba, se lo volvía a torturar. La gente confesaba “voluntariamente” antes de ir a los tormentos por primera vez. Nadie quería poner a prueba su capacidad para soportar el dolor.
—Edad media e Inquisición—
Durante la inquisición española, los herejes eran encarcelados sin ser acusados formalmente. Eran encadenados en frías y hediondas mazmorras infestadas de insectos y ratas, solo ellos y su excremento. Pan duro y enmohecido con agua sucia suplementaban la dieta de cucarachas y arañas.
“O de nuevo, un prisionero que se rehusaba a confesar era dejado en soledad y oscuridad por semanas, meses o hasta años, porque a la inquisición el tiempo no le incumbía, podía esperar y así mediante, poder salvar otra alma perdida para el Cristo. Si unas pocas semanas o meses no convencían al hereje acusado, el tiempo se transformaba en años, los años en décadas y así el prisionero quedaba en su horrible mazmorra sin nunca ser juzgado. Hay muchos casos donde tres, cinco o hasta diez años pasaron entre la primera audiencia y el juicio final del reo, tiempo en el cual el acusado se pudría en su celda. Periodos mas largos han sido reportados.”
Una vez convicto, el prisionero se enfrentaba a los verdaderos terrores.
“Ambos, el inquisidor y el obispo debían de estar presentes. Al prisionero le eran mostrados los instrumentos de tortura y era incitado a confesar. Al rehusarse era desnudado y atado y de nuevo instado a confesar. Se le prometía misericordia si lo hacía. Estos hombres y mujeres estaban atados y desnudos ante los agrios e implacables frailes mientras veían como calentaban los hierros al rojo vivo, probaban las ruedas de tortura y engrasaban los mecanismos en preparación para su uso en sus propios huesos y cuerpo”.
–La Inquisición en Otras Partes de Europa y America con una Pequeña Reseña de los Hombres de Dios Protestantes–
Durante el apogeo de la Caza de Brujas terribles torturas fueron utilizadas para obtener información y confesiones. Mediante la tortura el inquisidor también lograba que la victima implicara a otros y así el también podía tener seguridad de trabajo y continuar la obra de Jesús. El Malleus Maleficarum indicó que la “justicia común exige que una bruja no sea condenada a muerte al menos que su propia confesión la condene”. La tortura era el medio aceptable para obtener dicha confesión.
La tortura ha existido desde la antigüedad, pero fue la furia Papal de Inocencio VII quien produjo las mas deshumanizadas técnicas. Después de la Inquisición Española, las peores torturas ocurrieron en Alemania, Francia, Italia y Suiza. Estos crímenes fueron perpetrados por inquisidores católicos y protestantes por igual. Después que el Rey Jaime VI llegara al trono en Escocia, ese país comenzó a utilizar brutales métodos de tortura también.
La tortura no fue menos extrema y común en Inglaterra, Irlanda y Escandinavia.
Durante los Juicios de Salem en América, la tortura también fue utilizada, pero era extremadamente suave comprado a los métodos usados en Europa.
La mayoría de los métodos empleados en Europa siguieron un modelo. Al igual que los inquisidores españoles, el torturador comenzaba su labor explicándole a su “cliente” los pasos a seguir y el daño que se le iba a ocasionar es sus cuerpos. Muchas veces obtenía una confesión del acusado con la simple explicación y un rápido vistazo al taller del inquisidor. Sus herramientas de trabajo hacían una gran impresión sobre las mentes de los acusados. Una declaración en estas condiciones era considerada una “confesión voluntaria”. Si el acusado no confesaba se decretaba que su falta de miedo ante las circunstancias era prueba de su alianza con el demonio.
Habiendo superado esta primera etapa, generalmente a la víctima se la desnudaba y afeitaba, después se la pinchaba en diferentes partes del cuerpo con puntas de metal, frias o al rojo vivo, estos procedimientos causaban terribles marcas y quemaduras las cuales eran interpretadas como las marcas del demonio, por otra parte algunos inquisidores utilizaban pinchos retractables, así de ésta forma el acusado no sentiría ningún dolor, comprobando asi que el demonio asistía a la bruja o al hereje. La mayoria no confesaba a esta altura de los ejercicios y por lo tanto continuaban las torturas a un nivel mas alto.
Mientras la victima era torturada, el sacerdote o ministro realizaba preguntas y el notario tomaba notas. Había un gran margen de error, especialmente cuando la interrogacion no era en su lengua natal o dialecto.
La tortura duraría hasta que la victima confesara. El torturador debía tener mucho cuidado y no matar a la victima antes que ésta confesara de otra forma el Señor perdería un alma. Si la victima no llegaba a confesar en la primera ronda de tortura, el delirante desafortunado era llevado nuevamente a su mazmorra para que pueda recuperar fuerzas y poder volver otro día. Cada ronda seria más brutal que la anterior.
Los “servicios” efectuados por el torturador y demás oficiales eran pagados con dinero de la víctima. Si la víctima no tenía dinero, se le forzaba a sus parientes a pagar no solamente la comida y alojamiento del torturador y los oficiales sino también sus honorarios profesionales, viatico, entretenimiento para despejar su mente y forraje para sus caballos.
Pero la labor divina no terminaba allí. Una vez que la victima confesaba, generalmente porque no aguantaba más las torturas se la condenaba a muerte. En su camino hacia su final, se la torturaba aun mas por medios de golpes, latigazos, quemaduras, hierros al rojo vivo y cercenacion de dedos, manos y lenguas. Las partes del cuerpo cortadas eran clavadas al patíbulo y así el torturador lograba cobrar un bono especial.
–La tortura en nuestros días–
La aberración de la tortura sobrevivió por siglos. Hoy, clandestina u oficialmente, se tortura en todo el mundo.
Los métodos ha llegado hasta la aplicación de electricidad. Se le dice “picana” en la Argentina, donde hay una larga y vil historia de torturas aplicadas por policías y dictaduras militares.
La tortura busca quebrar el espíritu y el cuerpo. Se denuncia su uso en comisarías; en cárceles; entre colegas, como el caso que se investiga de policías federales que la habrían aplicado para descubrir a un grupo de colegas que secuestraban, entre ellos a Mauricio Macri en 1991.
La ley argentina prevé de 1 a 5 años en caso de severidades, vejaciones o apremios; de 8 a 25 en caso de tortura; perpetua si la tortura causa la muerte; y de 10 a 25 si provoca lesiones gravísimas.
Vejar es maltratar, molestar, perseguir, perjudicar o hacer padecer. Los mismos verbos marcan que las vejaciones pueden ser físicas o morales y que su fin es castigar, hacer doler.
Apremiar, igual que torturar, es oprimir, apretar, obligar a que se haga algo. Dar una confesión, por ejemplo. ¿Cómo distinguirlos? Hay teóricos que dicen que por la intensidad. ¿Acaso dependerá del voltaje de corriente eléctrica, o del tiempo que se mantengan una bolsa en la cabeza?
Por esta rendija se cuelan todos los torturadores. ¿Por qué? ¿Por qué no hay condenas por torturas? Funcionarios de derechos humanos y de organizaciones no gubernamentales señalan que fiscales y jueces califican los hechos como apremios y no como torturas, lo que les permite conceder excarcelaciones, hacer pocos juicios y pocas condenas, en suspenso.
Esto desvirtúa la respuesta del Poder Judicial, que queda tan comprometido como los acusados en estas historias de torturas. Así, se seguirá torturando.
La tortura y el torturador tienen un aliado de hierro: el miedo, el mismo miedo que hacía que el sospechoso medieval confesara cualquier delito para evitar el dolor. La naturaleza humana no ha cambiado.
Tortura y apremio son gemelos, hasta ríen igual. Así lo cuenta Henry Elleg en el libro de 1963 “Djamila Boupacha”, de Giselle Halimi. “A pesar de la electricidad como cien mil aguijones hurgando los nervios… los gritos de angustia y de sufrimiento…, hay torturados que piensan que lo peor de todo es, sin duda, el desprecio y la risa de los torturadores mientras ‘trabajan'”.
—Catálogo de aparatos y máquinas de tortura—
APLASTACABEZA:
El aplastacabezas es un instrumento de tortura aplicado en la edad media, destinado a reventar los huesos del cráneo. La barbilla de la víctima se colocaba en la barra inferior, y el casquete era empujado hacia abajo por el tornillo. Los efectos de este proceso son evidentes. Primero, se destrozan los alvéolos dentarios, después las mandíbulas, y luego el cerebro se escurre por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo. Hoy en día ya no se utiliza como pena capital, pero goza de gran estima para su uso como interrogatorios en buena parte del mundo. En la actualidad, el casquete y la barra inferior están recubiertos de un material blando que no deja marcas sobre la víctima. Existen unos instrumentos con una finalidad parecida llamadas “rompecráneos”, que como su nombre indica se diferenciaban del “aplastacabezas” en que en vez de aplastar el cráneo lo rompían.
APLASTAPULGARES:
El Aplastapulgares es una de las torturas más antiguas y simples, aunque terriblemente efectiva. Si bien se usaron diferentes dispositivos mecánicos para llevarla a cabo, la tortura en sí consistía en el aplastamiento de uñas, falanges y nudillos en forma lenta y progresiva, extendiendo el dolor durante días sin provocar daño mortal a la víctima. El nivel de desgarramiento podía ser controlado hasta el punto de provocar prácticamente la mutilación del miembro. Para los crímenes graves generalmente la tortura se hacía lentamente, comenzando por las uñas, luego pasando a las falanges y terminando en los nudillos, destrozando así ambas manos completamente.
LA HORQUILLA DEL HEREJE
Se colocaba un aro de metal en el cuello del supuesto hereje, como veis tenía una gran barra cuyo extremo terminaba en cuatro pinchos. Al apretarse el colgante los pinchos se clavaban fuertemente en la barbilla impidiendo así poder articular palabra alguna.
Generalmente este instrumento se utilizaba la noche antes de quemar al preso para aumentar así más su suplicio.
LA RUEDA
La rueda para despedazar. Era el instrumento de ejecución más común en la Europa germánica, después de la horca, desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. En la Europa latina el despedazamiento se llevaba a cabo con barras de hierro macizas y mazas herradas en lugar de ruedas. La víctima, desnuda, era estirada boca arriba en el suelo o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo, asestando violentos golpes con la rueda de borde herrado, machacaba hueso tras hueso y articulación tras articulación procurando no asestar golpes fatales. La víctima se transformaba, según nos cuenta un cronista alemán anónimo del siglo XVII, “en una especie de gran títere aullante retorciéndose, como un pulpo gigante de cuatro tentáculos, entre arroyuelos de sangre, carne cruda, viscosa y amorfa mezclada con astillas de huesos rotos” . Después se desataba e introducía entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban los ojos de la víctima hasta que a ésta le llegaba la muerte. Como se ve, era una de las torturas más largas y agónica que se podía infligir. Junto con la hoguera y el descuartizamiento, éste era uno de los espectáculos más populares de entre los muchos similares que tenían lugar en las plazas de Europa. Multitudes de plebeyos y nobles acudían a deleitarse con un “buen” despedazamiento, preferentemente de una o varias mujeres en fila. agonía de un hereje por medio de la rueda. Se observa un miembro de la Iglesia sustentando un crucifijo.
LA CUNA DE JUDAS
Método de tortura usado generalmente para confesiones. El prisionero es levantado tal y como se ve en la foto, una vez era levantado se le soltaba de golpe para que cayese sobre la pirámide de madera, con punta de acero, provocaba heridas en los testículos, la cavidad anal o vaginal provocando también daño por debajo del coxis. El inquisidor decidia la fuerza con la que el reo era soltado (de forma lenta o de golpe).
LA SIERRA
El reo era puesto en una posición invertida, asegurando la llegada de sangre al cerebro de manera que la víctima no perdía el conocimiento. Con esta posición se evitaba también la muerte por desangramiento rápida. Generalmente no se perdía el conocimiento hasta que la sierra no llegaba al ombligo o incluso al pecho. Era una tortura muy utilizada por la inquisición sobre todo para ajusticiar a homosexuales(de hecho en la ilustración son tres homosexuales los representados), tambien en España fue un método de ejecución militar hasta el siglo XVIII.
LA SILLA
La víctima debía sentarse totalmente desnuda sobre este sillón. Esta sufre de manera atroz mientras, el inquisidor con aire tranquilo y músculos tensos, comenzaba a realizar las preguntas al acusado, mientras un escribano tomaba apuntes de la sesión.
Si el inquisidor lo creía conveniente podía mandar al verdugo golpear al preso, lo que provocaba que los pinchos entrasen con más profundidad en la piel o incluso si el asiento era de hierro mandarlo calentar para que los pinchos al rojo vivo entrasen mejor en la piel. Generalmente el reo no tardaba demasiado en admitir su culpabilidad(aunque fuese inocente, pues prefería terminar pronto con el suplicio).Dependiendo del inquisidor el preso seria llevado a la hoguera o se pudriría en un sucio calabozo expiando sus pecados.
POTRO ESCALERA
Se ataba al reo estirándolo, lo más posible sobre una escalera, a continuación se le quemaba con una antorcha el costado y las axilas, el inquisidor como siempre hacia las preguntas, el suplicio de el preso podía durar días dependiendo de la duración del interrogatorio. Generalmente se morían a causa de la infección de las quemaduras o bien del dolor en los hombros o rodillas que al cabo de las horas se desmenuzaban.
CEPO CHINO:
Instrumento de tortura de origen chino, consistente en una caja, generalmente de madera, en la cual se colocaba los pies del torturado los que a través de una manivela, utilizando los principios básicos de la prensa y el tornillo, eran apretados por el verdugo. El dolor de la víctima aumentaba gradualmente desde una simple sensación de presión en el pie hasta convertirse en un dolor insoportable acompañado de trituración ósea podal.
Instrumento de tortura de origen chino, consistente en una caja, generalmente de madera, en la cual se colocaba los pies del torturado los que a través de una manivela, utilizando los principios básicos de la prensa y el tornillo, eran apretados por el verdugo. El dolor de la víctima aumentaba gradualmente desde una simple sensación de presión en el pie hasta convertirse en un dolor insoportable acompañado de trituración ósea podal.
CIGÜEÑA:
La cigüeña es un instrumento de tortura en el que no se aprecia a simple vista el dolor que puede causar, puesto que parece que su principal función es la de inmovilizar a la víctima. que consistía en someter al reo a este aparato. La Cigüeña, en sí, es un aparato hecho de hierro que sujetaba al condenado por cuello, manos y tobillo, y lo sometía a una posición incomodísima que provocaba calambres en los músculos rectales y abdominales; y a las pocas horas de todo el cuerpo. La víctima que estaba sujeta a este instrumento sufría de calambres de diferente magnitud, en este orden: primero en los abdominales y rectales, luego en los pectorales, cervicales y en las extremidades. Al cabo de unas horas, el dolor se volvía insufribe y continuo, sobre todo en abdomen y recto. Con tal de aumentar el dolor de la víctima, mientras se sufrían los terribles dolores esta era quemada, mutilada o golpeada.
CINTURON DE CASTIDAD:
Un cinturón de castidad es un cinturón o braga de hierro, cerrable con llave, que supuestamente se obligaba a usar a algunas mujeres en la Edad Media para evitar las infidelidades o deslices sexuales.
El objeto ganó popularidad en Inglaterra en el siglo XIX gracias a un libro cuyo contenido lo describía como “una de las cosas más extraordinarias que los celos masculinos hayan realizado”. El libro describe como el objeto era usado para asegurar la fidelidad de las damas que se quedaban solas en casa mientras los aguerridos maridos iban a luchar a las cruzadas.
Esta es la opinión más habitual, aunque equivocada. El cinturón de castidad no puede ser usado más que durante unas horas, a lo más un par de días. De otra forma, la mujer que lo llevase moriría víctima de infecciones, abrasiones y laceraciones provocadas por el contacto con el metal. En realidad, el cinturón de castidad era utilizado por las mujeres como defensa contra la violación, en época de acuartelamiento de soldados, durante viajes y en estancias nocturnas en posadas. Al igual que el derecho de pernada, el cinturón de castidad es una invención muy posterior a la Edad Media, probablemente del renacimiento. Ninguno de los cinturones de castidad que existen fueron hechos en el medievo, todos los expuestos en museos fueron retirados tras comprobar que eran falsificaciones del s. XIX. En la actualidad siguen existiendo en forma de juguetes eróticos, y en su mayoría son hombres quienes se los ponen a sí mismos para luego ceder las llaves a su pareja.
LAS JAULAS COLGANTES:
Hasta finales del Siglo XVIII, en los paisajes urbanos Europeos, era habitual encontrar jaulas de hierro y madera, adosadas al exterior de los edificios municipales, palacios ducales o de justicia, etc. Los reos, desnudos o semidesnudos, eran encerrados en las mismas. Morían de hambre y sed, por el mal tiempo y el frío en invierno; por el calor y las quemaduras solares en verano. A veces, las víctimas habían sido torturados o mutilados como escarmiento. No solo significaban una incomodidad tal que hacían imposible al preso dormir o relajarse, ya que estaban atados a los barrotes de las mismas. A veces se introducían en ellas gatos salvajes, a los que los verdugos azuzaban con varillas al rojo vivo, o se encendían fogatas debajo para abrasar al condenado.
PENDULO:
Un péndulo es un instrumento de tortura. Las muñecas de la víctima eran atadas por detrás de la espalda, se añade una cuerda a esta ligadura procediéndose a izar al acusado. Inmediatamente los húmeros se desarticulaban y poco a poco también las demás vértebras.
FLAUTA DEL ALBOROTADOR:
Posiblemente fabricada a base de madera, bronce o hierro, la flauta del alborotador era un instrumento de castigo por faltas menores, y solía ser usado delante la opinión pública. El collar se cerraba por detrás el cuello, y los dedos eran colocados entre la barras de hierro, que eran apretadas por el verdugo a voluntad, llegando a todo tipo de heridas en los dedos, hasta el aplastamiento de carne, huesos y articulaciones.
EL TORO DE FALARIS:
En este caso se quemaban a los herejes dentro de la efigie de un toro a Falaris, tirano de Agrakas, que murió en el año 554 a.C. Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura mugía. El toro de Falaris estaba presente en numerosas salas de tortura de la Inquisición de los siglos XVI, XVII y XVIII.
LA DONCELLA DE HIERRO:
Aun había otros artilugios como la doncella de hierro, esos ataúdes que eran piezas de exquisita artesanía por fuera y por dentro. Por fuera por la gran cantidad de grabados y relieves que adornaban su superficie; por dentro, por la espectacular colección de pinchos, dirigidos a puntos concretos del cuerpo, que se iban clavando lentamente sobre el inquilino, a medida que se cerraba la puerta. Los clavos eran desmontables, con lo que se podían cambiar de lugar, con el fin de poseer un amplio abanico de posibles mutilaciones y heridas que daban lugar a una muerte más o menos lenta.
LA PERA:
Estos instrumentos se usaban en formatos orales y rectales. Se colocaban en la boca, recto o vagina de la víctima, y allí se desplegaban por medio de un tornillo hasta su máxima apertura. El interior de la cavidad quedaba dañado irremediablemente.Las puntas que sobresalen del extremo de cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la garganta, del recto o de la cerviz del útero. La pera oral normalmente se aplicaba a los predicadores heréticos, pero también a seglares reos de tendencia antiortodoxas. La pera vaginal, en cambio, estaba destinada a las mujeres culpables de tener relaciones con Satanás o con uno de sus familiares, y la rectal a los homosexuales. Los medios mecánicos tampoco eran de despreciar. Algo tan simple como unas tenazas en las manos de un hábil torturador podía arrancar de cuajo muchos dientes e incluso, si se terciaba, la lengua.
ZAPATOS CON PINCHOS QUE SE CLAVABAN EN LOS PIES…
Los zapatos metálicos de la imagen poseen en la planta unos pinchos que en caso de apoyar al planta de pie se clavan por la parte baja del pie, para no perforarte debias mantenerte de puntillas el máximo tiempo posible, para más sufrimiento este método de tortura se combinaba con un sistema que inmobilizaba las manos y muñecas cerca de la cabeza y te obligaban a permanecer erguido.
LA TORTURA DE AGUA…
Se ataba a la víctima con un alambre de espino y se le tapaba la boca con trapos para que no pudiese vomitar, por medio de unos tubos se le introducía por los conductos nasales agua hasta que su estómago estuviese a punto de explotar, al hincharse el abdomen los alambres de espino se clavaban en el cuerpo, el forcejeo causado por el agudo dolor de sentir como tu estómago esta apunto de explotar causaba que el alambre de espinos se te clavara en muñecas y tobillos.Pero esto no era todo una vez hinchado los torturadores te empezaban a pegar patadas y saltar encima hasta que el estómago explotara y te causara la muerte.
EL GARROTE:
Método por el cual un punzón de hierro penetra y rompe las vértebras cervicales al mismo tiempo que empuja todo el cuello hacia delante aplastando la tráquea contra el collar fijo, matando así por asfixia o por lenta destrucción de la médula espinal. La presencia de la punta en la parte posterior no sólo no provoca una muerte rápida, sino que aumenta las posibilidades de una agonía prolongada. Fue usado hasta principios del siglo XX en Cataluña y en algunos países latinoamericanos. Se usa todavía en el Nuevo Mundo, sobre todo para la tortura policial, y también para ejecuciones.
TABURETE SUMERGIBLE:
Utilizado principalmente en mujeres acusadas de brujería. La silla era sumergida bajo el agua quedando la persona torturada inmovilizada bajo el agua sin poder respirar, el inquisidor decidía cuanto tiempo debía permanecer el torturado o torturada sumergido, el proceso solía repetirse hasta que el torturado moría ahogado o confesaba, caso en el cual se ejecutaba al acusado ahorcándole o en la hoguera más tarde.
¿Cuanto tiempo soportarías inmovilizado bajo el agua en esta silla ideada para que las brujas confesaran?
LAS BOTAS
Las piernas de la víctima se colocaban entre dos planchas de madera que se unían por medio de cuerdas. Entre las piernas se situaban unas cuñas que la persona que realizaba la tortura golpeaba repetidamente con un martillo, se podían introducir hasta una docena de estas cuñas, cada vez que se realizaba un golpe preciso los huesos de las piernas se fragmentaban. Cuando se retiraban las tablas lo que antiguamente eran las piernas se convertía en un amasijo de huesos rotos que tan sólo la piel impedían que cayeran al suelo.
LA ZARPA DEL GATO
El torturado era colgado desnudo y con un instrumento dotado de garfios en la punta y era “rascado”.
Las afiladas uñas de esta zarpa de gato desgarraban la piel y arrancaban tiras de carne, a menudo los garfios penetraban tan hondo que dejaban el hueso a descubierto e incluso podían “rascarlo”. El torturado solía morir desangrado o quedaba inconsciente debido al dolor.
ATADURA
Esta forma de torturar era muy específicamente para mujeres. Implicaba atar un palo en el pelo de la mujer y torcer, torcer y torcer de éste. Cuando los brazos de inquisidor se cansaban, le encomendaría ésta tarea a sus “amigos” o colaboradores mientras se contemplaba a la víctima de abajo. No solo que el pelo sería desgarrado, sino que muy a menudo se podía observar que el cuero cabelludo estaba abierto exponiéndose el casquillo del craneo. Como era de esperar, solamente a las mujeres con pelo largo o grueso se le practicaba este método de tortura.
EL DESGARRADOR DE SENOS
Ya frías o incandescentes, las cuatro puntas desgarraban hasta convertir en masas informes los senos de incontables mujeres condenadas por herejía, blasfemia, adulterio y muchos otros “actos libidinosos”, aborto provocado, magia blanca erótica y otros delitos. En varios lugares en diferentes épocas –en determinadas regiones de Francias y Alemania hasta el siglo XVIII– un “mordisco” con dientes al rojo vivo se aplicaba a uno de los pechos de las madres solteras, a menudo mientras sus criaturas se contorsionaban en el suelo salpicadas por la sangre materna.
Además de la función punitiva, el desgarramiento de senos servía como procedimiento inquisitorial y judicial.
El caso mas famoso es el de Ana Pappenheimer. Que luego de ser torturada con el “strappado”, Ana fue despellejada y rasgadas sus carnes con tenazas candentes y al rojo vivo, a sus pechos se los cortaron, y una vez ensangrentados fueron dados por la fuerza a sus hijos, ya crecidos, en la boca.
CINTURON DE SAN ERASMO
Consiste en un collar, cinturón o brazalete provisto de pinchos en la cara interior y que se le pone al reo. Con cada pequeño movimiento (incluso la respiración) el collar araña y hiere la carne. El proceso de tortura es progresivo: en primer lugar, un dolor lacerante. Posteriormente se produce la infección, tras la cual se llega a la putrefacción y tras esta, una gangrena que puede causar la muerte. El torturador puede añadir, a su criterio, gusanos carnívoros en las llagas que se introducen en la carne royendo hacia el interior.
EL POTRO DE TORTURA
Te tumbaban en un mesón de madera y ataban las muñecas al cabecero de esta, los pies se ataban a su vez fijados a un rodamiento que por medio de un mecanismo iba enrollando la cuerda de tus pies, al hacerlo se generaba una tensión que hacia que el cuerpo se estirase al máximo.
Las articulaciones no podían dar más de si y acababan desencajándose hombros y caderas cuando la fuerza de tus músculos fallaba.
DESCUARTIZADO POR CABALLOS
Una versión del potro un tanto macabra, se ataba una cuerda a cada extremidad del prisionero y a su vez el otro extremo de la cuerda a un caballo, de este modo un caballo estiraría un brazo o una pierna, en un momento determinado se fustigaba a los cuatro caballos que tiraban con fuerza de la cuerda arrancando literalmente la extremidad del torturado.
Esta era una ejecución pública que se solía emplear para asesinatos o intentos de asesinato a la realeza u otros nobles. Era una de las ejecuciones preferidas del populacho.
LA RUEDA:
Era el más común en la Europa germánica. Convertía al preso, completamente inmovilizado, en verdadero material de trabajo, para que el verdugo fuera descoyuntándole o arrancándole miembros a voluntad. Era uno de los suplicios más horrendos de la Edad Media. El condenado, desnudo, era estirado boca arriba en el suelo, o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo asestaba golpes violentos a la rueda, machacaba todos los huesos y articulaciones, intentando no dar golpes fatales. Despúes era desatado e introducido entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban las cuencas de los ojos de la víctima, hasta que a ésta le llegaba la muerte.
LA CABRA:
Este sistema se hizo muy popular en las mazmorras de la Edad Media. Una vez que al torturado se le habían fijado los pies a un cepo, se procedía a untar las plantas con sal o sebo. La cabra atraída por el condimento, comenzaba a lamerlas, y la aspereza de su lengua hacía que atravesara la piel y dejara los pies en carne viva, llegando en ocasiones hasta el hueso.
EL EMPALAMIENTO
Es un método de tortura y ejecución donde la víctima es atravesada por una estaca. La penetración puede realizarse por un costado, por el recto, la vagina o por la boca. La estaca se solía clavar en el suelo dejando a la víctima colgada para que muriera.En algunos tipos de empalamiento, la estaca no se afilaba y se insertaba evitando la muerte inmediata de manera que funcionara como tapón para que la víctima no se desangrara y así prolongar la agonía que podía llegar a durar hasta tres días. Una manera de realizar esta muerte gradual sería insertando el palo por el recto atravesando el cuerpo hasta que salga por el hombro derecho sin dañar así el corazón.
LA CUNA
Esta se podría considerar una forma evolucionada de la cuna de Judas. Se obligaba a la víctima a sentarse sobre una cuña de metal extremadamente afilada, el peso del cuerpo unido al de las cadenas y bolas pesadas que se le unían a los tobillos causaban que se fuera clavando el metal en el cuerpo hasta que causaba la muerte, normalmente por desangramiento aunque en algunos casos si el cuerpo se torcia podía incluso amputar una extremidad.
PURIFICACION DEL ALMA
En muchos países católicos, el clero creía que las almas malditas se podían limpiar si se hacia ingerir al condenado agua hirviendo, carbón ardiendo o ambas en combinación.
Esta tortura solía producirse después de que el prisionero hubiese confesado su herejía cosa que normalmente ocurría tras haber sido previamente torturado y en muchos casos antes de ser ejecutado.
TECNICA SHABAK:
La presunta Técnica Shabak es una técnica de interrogación extrema usada por el Shabak sobre sospechosos palestinos. El Shabak nunca oficialmente ha confirmado como aceptable para el empleo. Según se sabe informalmente, los prisioneros indican que implica en forzar al sujeto a sentarse sobre un taburete corto o a una silla que es de angulo avanzado (entonces es imposible sentarse en una posición cómoda, o estable) y luego le atan sus brazos y piernas detrás de ellos a la silla, también cubrien su cabeza con un bolso y posiblemente lo hacien escuchar ruidos sumamente fuertes, como música. El sujeto entonces es dejado(abandonado) en esta condición durante períodos ampliados de tiempo. No le permiten conciliar el sueño mientras dure la interrogación. Si el Shabak realmente de hecho usa esta técnica, puede ser considerado tortura y por lo tanto el estaría infringiendo la ley internacional.
EL POTRO: La víctima era atada a los extremos y después se tiraba de las cuerdas hasta que los miembros se descoyuntaban. Fue utilizado sobre todo en Francia y Alemania, durante los tiempos de la Inquisición.
LA GUILLOTINA:
Curiosamente, la guillotina no tuvo su origen, como casi todo el mundo cree, en Francia. No se sabe con exactitud dónde y cuándo empezó a utilizarse; pero se sabe que funcionó antes del año 1300 en Alemania, Italia y Gran Bretaña. La fuerza del golpe de la cuchilla era de 400 kgs. por pulgada, y en España comenzó a usarse a principios del siglo XIX.
La GARRUCHA
Consistía en sujetar a la víctima los brazos detrás de la espalda, alzándole desde el suelo con una soga atada a las muñecas, mientras de los pies pendían las pesas. En tal posición era mantenido durante un tiempo, agravándose a veces el tormento soltando bruscamente la soga -que colgaba de una polea o garrucha- y dejándole caer, con el consiguiente peligro de descoyuntar las extremidades.
LOS AZOTES
El prisionero era inmovilizado en el cepo de las manos y del cuello, dejando desnuda su espalda, en donde le aplicaban la cantidad de azotes que determinase el Tribunal. Su número variaba entre 50 y 200, dependiendo de la gravedad de las faltas cometidas y la consistencia física del encausado. El castigo del azote, a diferencia de los otros, no se aplicaba para obtener la confesión sino como parte de la sentencia, en los casos en que se había determinado la culpabilidad de los reos en faltas graves.
EL SANBENITO
Traje que obligaban usar a las víctimas para una celebración que se llamaba “Autos de Fé”. Ceremonia que duraba un día entero delante de toda ciudad. Vestidos de sambenito los hacían desfilar y luego leían las condenas; el pueblo que observaba se burlaba de ello; mientras los verdugos los ponían en jaulas que a su vez se usaban para llevarlos a la hoguera.
TRONCO O CEPO
Instrumento usado para castigo corporal. Torturaban a las víctimas sentándolas en esa posición por largos días. Muchas veces usaban instrumentos calientes para quemar sus extremidades. Este castigo servía como ejemplo disuasivo.
LA GOTA CHINA
Era un método de tortura psicológica que consistía en inmovilizar a un reo en forma horizontal panza arriba, al cual le caería sobre su frente una gota de agua fría cada 5 s y luego de algunas horas, provocaban daño físico en su piel (similar a las yemas de los dedos luego de un baño de inmersión).Pero la verdadera tortura para la víctima era la locura que le provocaría el no poder dormir debido a la constante interrupción de las gotas, ni tampoco poder beber esa agua cuando la sed atacara, con lo cual a los pocos días provocaba la muerte por paro cardíaco.
LA CRUCIFIXION
Es un método antiguo de ejecución, donde el condenado es atado o clavado en una cruz de madera o entre árboles o en una pared; y dejado allí hasta su muerte.
Esta forma de ejecución fue ampliamente utilizada en la Roma antigua y en culturas vecinas del mediterráneo; métodos similares fueron inventados por el Imperio Persa.
La crucifixión fue utilizada por los romanos hasta el año 337 DC, después de que le religión cristiana fue legalizada en el impero romano en el 313 DC, favorecida por el emperador Constantino, pero antes de que se convirtiera en la religión oficial del imperio. Sin embargo, la crucifixión es utilizada en varios lugares hasta nuestros días.
EL CILICIO
Es una prenda de vestir o accesorio utilizado para provocar deliberadamente incomodidad o sufrimiento en quien lo viste. Su uso estuvo extendido durante mucho tiempo en las diversas comunidades cristianas como medio de mortificación personal, buscando así combatir las tentaciones de la carne y, sobre todo, la identificación con Jesucristo en los padecimientos que sufrió en la Pasión y los frutos espirituales que de ella se derivan.
MASCARAS INFAMANTES
Estos artilugios, que existían con gran profusión de formas fantasiosas y, a veces, francamente artísticas, desde 1500 hasta 1800, se imponían a quienes habían manifestado imprudentemente su descontento hacia el orden, contra las convenciones vigentes, contra la prepotencia del poder o, de cualquier forma, contra el estado de las cosas en general. A través de los siglos, millones de mujeres, consideradas “conflictivas” por su cansancio de la esclavitud doméstica y los continuos embarazos, fueron humilladas y atormentadas; así el poder eclesiastico exponía el escarnio público a los desobedientes y a los inconformistas. La Iglesia castigaba una larga lista de infracciones menores mediante este metodo.
LA TORTUGA
Comprimir o triturar bajo una madera con peso encima (tambien llamado la tortuga) era un metodo comun entre los ingleses. En esta foto del siglo XVI se muestra la “tortuga” con su variacion de la “balanza”, un tronco puesto en la espalda de la victima para que el espinazo se quebrara bajo el peso. En la parte superior del dibujo se puede apreciar un preso en el cepo. Esta tortura es protestante.
LATIGOS DE CADENAS
No se necesitan comentarios para describir estos artilugios, que parecen más armas de guerra que instrumentos de tortura; sin embargo, látigos más o menos similares pero en gran variedad –con 2, 3 y hasta 8 cadenas, provistas de muchas “estrellas”, o bien hojas de acero cortantes– se usaban, y en cierta medida aún se usan, para flagelar el cuerpo humano.
En esta fotografía se incluyen: un látigo de cadenas formadas por eslabones planos y ovales, afilados como cuchillas en forma de hojas; otro de cadena doble con cuatro pesadas “estrellas” de hierro en la punta; y un fragmento de un látigo del siglo XIV, denominado “corona de espinas” en honor a Jesucristo.
LA TURCA
Este método de tortura fue ideado para arrancar las uñas. En 1590 y 1591 Juan Fian fue sujeto a esta y otras tantas torturas en Escocia. Después que sus uñas fueron arrancadas le clavaron clavos en su lugar.
MORDAZA O BABERO DE HIERRO
Este artilugio sofocaba los gritos de los condenados para que no estorbaran la conversación de los verdugos. La “caja” de hierro del interior del aro es embutida en la boca de la víctima, y el collar asegurado a la nuca. Un agujero permite el paso del aire, pero el verdugo lo puede tapar con la punta del dedo y provocar la asfixia. A menudo los condenados a la hoguera eran amordazados de ésta manera, sobre todo durante los autos de fe, porque sino los gritos interferirían con la música sacra.
EL COLLAR DE PUAS
Está provisto de pinchos en todos los lados. El instrumento de la fotografía pesa más de cinco kilos, se cerraba en el cuello de la víctima, y a menudo se convertía en un medio de ejecución: la erosión hasta el hueso de la carne del cuello, hombros y mandíbula, la progresiva gangrena, la infección febril y la erosión final de los huesos, sobre todo de las vértebras descarnadas conducen a una muerte segura, atroz y rápida.
Aparte de esto, el collar presentaba la ventaja de economizar tiempo y dinero: su función es pasiva y no requiere el esfuerzo, ni por tanto el pago, de un verdugo; “trabaja” por sí mismo, día y noche, sin descanso, sin problemas y sin manutención. Por ésta razón todavía es usado por la policía en muchas partes, no sólo del Tercer Mundo.
LA PICOTA EN TONEL
Era una especie de vergüenza pública que se aplicaba sobre todo a los borrachos.
Había dos clases de “picotas en tonel”: las que tenían el fondo cerrado, en las que la víctima se colocaba dentro, con orinas y estiércol o simplemente con agua podrida, y las abiertas para que las víctimas caminaran por las calles de la ciudad con ellas a cuestas, lo que les producía un gran dolor debido a su gran peso.
EL PENDULO
Una tortura fundamental, que a veces constituía únicamente una preparación de la víctima para posteriores tormentos, era la dislocación de los hombros mediante la rotación violenta de los brazos hacia atrás y arriba. El suplicio del péndulo es (como tantas otras torturas) barato y eficiente. No necesita equipos complicados. Las muñecas de la víctima se ataban por detrás de la espalda, y en esa ligadura se añade una cuerda y se iza. Inmediatamente, los húmeros se desarticulan junto con la escápula y la clavícula. Tal dislocación producía horribles deformaciones, a menudo permanentes. La agonía se podía estimular mediante pesas agregadas progresivamente a los pies, hasta que al fin el esqueleto se desmembraba. Al final, la víctima, paralizada, moría.
SANGRADO
Se creía que la fuerzas de la brujas podrían ser controladas al hacerlas sangrar. Esto implicaba rebanar o abrir a la víctima en la cara o cerca de una vena importante. Acusados sometidos a esta tortura perdían rápidamente sangre y se desmayaban debido a esto, comprobando que el acusado era asistido por el demonio al sacarle el alma del cuerpo para que no sufriera.
AGUA Y LINO
Se ata a la víctima en una mesa de manera que le quede la cabeza más baja que los pies. Se le introduce en la boca el bostezo (artilugio de hierro que impide que la boca se cierre) y se le coloca sobre la cabeza un fino paño de lino. Tras eso se vierte lentamente una jarra de agua sobre el lino, de manera que arrastre el tejido hasta lo más profundo de la garganta. La sensación de ahogo es de lo más espantosa. Cuando se saca el lino para impedir la muerte por asfixia, debe hacerse de un tirón para producir más dolor.
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. Fuente: http://misterios.co
Hasta finales del Siglo XVIII, en los paisajes urbanos Europeos, era habitual encontrar jaulas de hierro y madera, adosadas al exterior de los edificios municipales, palacios ducales o de justicia, etc. Los reos, desnudos o semidesnudos, eran encerrados en las mismas. Morían de hambre y sed, por el mal tiempo y el frío en invierno; por el calor y las quemaduras solares en verano. A veces, las víctimas habían sido torturados o mutilados como escarmiento. No solo significaban una incomodidad tal que hacían imposible al preso dormir o relajarse, ya que estaban atados a los barrotes de las mismas. A veces se introducían en ellas gatos salvajes, a los que los verdugos azuzaban con varillas al rojo vivo, o se encendían fogatas debajo para abrasar al condenado.
PENDULO:
Un péndulo es un instrumento de tortura. Las muñecas de la víctima eran atadas por detrás de la espalda, se añade una cuerda a esta ligadura procediéndose a izar al acusado. Inmediatamente los húmeros se desarticulaban y poco a poco también las demás vértebras.
FLAUTA DEL ALBOROTADOR:
Posiblemente fabricada a base de madera, bronce o hierro, la flauta del alborotador era un instrumento de castigo por faltas menores, y solía ser usado delante la opinión pública. El collar se cerraba por detrás el cuello, y los dedos eran colocados entre la barras de hierro, que eran apretadas por el verdugo a voluntad, llegando a todo tipo de heridas en los dedos, hasta el aplastamiento de carne, huesos y articulaciones.
EL TORO DE FALARIS:
En este caso se quemaban a los herejes dentro de la efigie de un toro a Falaris, tirano de Agrakas, que murió en el año 554 a.C. Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura mugía. El toro de Falaris estaba presente en numerosas salas de tortura de la Inquisición de los siglos XVI, XVII y XVIII.
LA DONCELLA DE HIERRO:
Aun había otros artilugios como la doncella de hierro, esos ataúdes que eran piezas de exquisita artesanía por fuera y por dentro. Por fuera por la gran cantidad de grabados y relieves que adornaban su superficie; por dentro, por la espectacular colección de pinchos, dirigidos a puntos concretos del cuerpo, que se iban clavando lentamente sobre el inquilino, a medida que se cerraba la puerta. Los clavos eran desmontables, con lo que se podían cambiar de lugar, con el fin de poseer un amplio abanico de posibles mutilaciones y heridas que daban lugar a una muerte más o menos lenta.
LA PERA:
Estos instrumentos se usaban en formatos orales y rectales. Se colocaban en la boca, recto o vagina de la víctima, y allí se desplegaban por medio de un tornillo hasta su máxima apertura. El interior de la cavidad quedaba dañado irremediablemente.Las puntas que sobresalen del extremo de cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la garganta, del recto o de la cerviz del útero. La pera oral normalmente se aplicaba a los predicadores heréticos, pero también a seglares reos de tendencia antiortodoxas. La pera vaginal, en cambio, estaba destinada a las mujeres culpables de tener relaciones con Satanás o con uno de sus familiares, y la rectal a los homosexuales. Los medios mecánicos tampoco eran de despreciar. Algo tan simple como unas tenazas en las manos de un hábil torturador podía arrancar de cuajo muchos dientes e incluso, si se terciaba, la lengua.
ZAPATOS CON PINCHOS QUE SE CLAVABAN EN LOS PIES…
Los zapatos metálicos de la imagen poseen en la planta unos pinchos que en caso de apoyar al planta de pie se clavan por la parte baja del pie, para no perforarte debias mantenerte de puntillas el máximo tiempo posible, para más sufrimiento este método de tortura se combinaba con un sistema que inmobilizaba las manos y muñecas cerca de la cabeza y te obligaban a permanecer erguido.
LA TORTURA DE AGUA…
Se ataba a la víctima con un alambre de espino y se le tapaba la boca con trapos para que no pudiese vomitar, por medio de unos tubos se le introducía por los conductos nasales agua hasta que su estómago estuviese a punto de explotar, al hincharse el abdomen los alambres de espino se clavaban en el cuerpo, el forcejeo causado por el agudo dolor de sentir como tu estómago esta apunto de explotar causaba que el alambre de espinos se te clavara en muñecas y tobillos.Pero esto no era todo una vez hinchado los torturadores te empezaban a pegar patadas y saltar encima hasta que el estómago explotara y te causara la muerte.
EL GARROTE:
Método por el cual un punzón de hierro penetra y rompe las vértebras cervicales al mismo tiempo que empuja todo el cuello hacia delante aplastando la tráquea contra el collar fijo, matando así por asfixia o por lenta destrucción de la médula espinal. La presencia de la punta en la parte posterior no sólo no provoca una muerte rápida, sino que aumenta las posibilidades de una agonía prolongada. Fue usado hasta principios del siglo XX en Cataluña y en algunos países latinoamericanos. Se usa todavía en el Nuevo Mundo, sobre todo para la tortura policial, y también para ejecuciones.
TABURETE SUMERGIBLE:
Utilizado principalmente en mujeres acusadas de brujería. La silla era sumergida bajo el agua quedando la persona torturada inmovilizada bajo el agua sin poder respirar, el inquisidor decidía cuanto tiempo debía permanecer el torturado o torturada sumergido, el proceso solía repetirse hasta que el torturado moría ahogado o confesaba, caso en el cual se ejecutaba al acusado ahorcándole o en la hoguera más tarde.
¿Cuanto tiempo soportarías inmovilizado bajo el agua en esta silla ideada para que las brujas confesaran?
LAS BOTAS
Las piernas de la víctima se colocaban entre dos planchas de madera que se unían por medio de cuerdas. Entre las piernas se situaban unas cuñas que la persona que realizaba la tortura golpeaba repetidamente con un martillo, se podían introducir hasta una docena de estas cuñas, cada vez que se realizaba un golpe preciso los huesos de las piernas se fragmentaban. Cuando se retiraban las tablas lo que antiguamente eran las piernas se convertía en un amasijo de huesos rotos que tan sólo la piel impedían que cayeran al suelo.
LA ZARPA DEL GATO
El torturado era colgado desnudo y con un instrumento dotado de garfios en la punta y era “rascado”.
Las afiladas uñas de esta zarpa de gato desgarraban la piel y arrancaban tiras de carne, a menudo los garfios penetraban tan hondo que dejaban el hueso a descubierto e incluso podían “rascarlo”. El torturado solía morir desangrado o quedaba inconsciente debido al dolor.
ATADURA
Esta forma de torturar era muy específicamente para mujeres. Implicaba atar un palo en el pelo de la mujer y torcer, torcer y torcer de éste. Cuando los brazos de inquisidor se cansaban, le encomendaría ésta tarea a sus “amigos” o colaboradores mientras se contemplaba a la víctima de abajo. No solo que el pelo sería desgarrado, sino que muy a menudo se podía observar que el cuero cabelludo estaba abierto exponiéndose el casquillo del craneo. Como era de esperar, solamente a las mujeres con pelo largo o grueso se le practicaba este método de tortura.
EL DESGARRADOR DE SENOS
Ya frías o incandescentes, las cuatro puntas desgarraban hasta convertir en masas informes los senos de incontables mujeres condenadas por herejía, blasfemia, adulterio y muchos otros “actos libidinosos”, aborto provocado, magia blanca erótica y otros delitos. En varios lugares en diferentes épocas –en determinadas regiones de Francias y Alemania hasta el siglo XVIII– un “mordisco” con dientes al rojo vivo se aplicaba a uno de los pechos de las madres solteras, a menudo mientras sus criaturas se contorsionaban en el suelo salpicadas por la sangre materna.
Además de la función punitiva, el desgarramiento de senos servía como procedimiento inquisitorial y judicial.
El caso mas famoso es el de Ana Pappenheimer. Que luego de ser torturada con el “strappado”, Ana fue despellejada y rasgadas sus carnes con tenazas candentes y al rojo vivo, a sus pechos se los cortaron, y una vez ensangrentados fueron dados por la fuerza a sus hijos, ya crecidos, en la boca.
CINTURON DE SAN ERASMO
Consiste en un collar, cinturón o brazalete provisto de pinchos en la cara interior y que se le pone al reo. Con cada pequeño movimiento (incluso la respiración) el collar araña y hiere la carne. El proceso de tortura es progresivo: en primer lugar, un dolor lacerante. Posteriormente se produce la infección, tras la cual se llega a la putrefacción y tras esta, una gangrena que puede causar la muerte. El torturador puede añadir, a su criterio, gusanos carnívoros en las llagas que se introducen en la carne royendo hacia el interior.
EL POTRO DE TORTURA
Te tumbaban en un mesón de madera y ataban las muñecas al cabecero de esta, los pies se ataban a su vez fijados a un rodamiento que por medio de un mecanismo iba enrollando la cuerda de tus pies, al hacerlo se generaba una tensión que hacia que el cuerpo se estirase al máximo.
Las articulaciones no podían dar más de si y acababan desencajándose hombros y caderas cuando la fuerza de tus músculos fallaba.
DESCUARTIZADO POR CABALLOS
Una versión del potro un tanto macabra, se ataba una cuerda a cada extremidad del prisionero y a su vez el otro extremo de la cuerda a un caballo, de este modo un caballo estiraría un brazo o una pierna, en un momento determinado se fustigaba a los cuatro caballos que tiraban con fuerza de la cuerda arrancando literalmente la extremidad del torturado.
Esta era una ejecución pública que se solía emplear para asesinatos o intentos de asesinato a la realeza u otros nobles. Era una de las ejecuciones preferidas del populacho.
LA RUEDA:
Era el más común en la Europa germánica. Convertía al preso, completamente inmovilizado, en verdadero material de trabajo, para que el verdugo fuera descoyuntándole o arrancándole miembros a voluntad. Era uno de los suplicios más horrendos de la Edad Media. El condenado, desnudo, era estirado boca arriba en el suelo, o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo asestaba golpes violentos a la rueda, machacaba todos los huesos y articulaciones, intentando no dar golpes fatales. Despúes era desatado e introducido entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban las cuencas de los ojos de la víctima, hasta que a ésta le llegaba la muerte.
LA CABRA:
Este sistema se hizo muy popular en las mazmorras de la Edad Media. Una vez que al torturado se le habían fijado los pies a un cepo, se procedía a untar las plantas con sal o sebo. La cabra atraída por el condimento, comenzaba a lamerlas, y la aspereza de su lengua hacía que atravesara la piel y dejara los pies en carne viva, llegando en ocasiones hasta el hueso.
EL EMPALAMIENTO
Es un método de tortura y ejecución donde la víctima es atravesada por una estaca. La penetración puede realizarse por un costado, por el recto, la vagina o por la boca. La estaca se solía clavar en el suelo dejando a la víctima colgada para que muriera.En algunos tipos de empalamiento, la estaca no se afilaba y se insertaba evitando la muerte inmediata de manera que funcionara como tapón para que la víctima no se desangrara y así prolongar la agonía que podía llegar a durar hasta tres días. Una manera de realizar esta muerte gradual sería insertando el palo por el recto atravesando el cuerpo hasta que salga por el hombro derecho sin dañar así el corazón.
LA CUNA
Esta se podría considerar una forma evolucionada de la cuna de Judas. Se obligaba a la víctima a sentarse sobre una cuña de metal extremadamente afilada, el peso del cuerpo unido al de las cadenas y bolas pesadas que se le unían a los tobillos causaban que se fuera clavando el metal en el cuerpo hasta que causaba la muerte, normalmente por desangramiento aunque en algunos casos si el cuerpo se torcia podía incluso amputar una extremidad.
PURIFICACION DEL ALMA
En muchos países católicos, el clero creía que las almas malditas se podían limpiar si se hacia ingerir al condenado agua hirviendo, carbón ardiendo o ambas en combinación.
Esta tortura solía producirse después de que el prisionero hubiese confesado su herejía cosa que normalmente ocurría tras haber sido previamente torturado y en muchos casos antes de ser ejecutado.
TECNICA SHABAK:
La presunta Técnica Shabak es una técnica de interrogación extrema usada por el Shabak sobre sospechosos palestinos. El Shabak nunca oficialmente ha confirmado como aceptable para el empleo. Según se sabe informalmente, los prisioneros indican que implica en forzar al sujeto a sentarse sobre un taburete corto o a una silla que es de angulo avanzado (entonces es imposible sentarse en una posición cómoda, o estable) y luego le atan sus brazos y piernas detrás de ellos a la silla, también cubrien su cabeza con un bolso y posiblemente lo hacien escuchar ruidos sumamente fuertes, como música. El sujeto entonces es dejado(abandonado) en esta condición durante períodos ampliados de tiempo. No le permiten conciliar el sueño mientras dure la interrogación. Si el Shabak realmente de hecho usa esta técnica, puede ser considerado tortura y por lo tanto el estaría infringiendo la ley internacional.
EL POTRO: La víctima era atada a los extremos y después se tiraba de las cuerdas hasta que los miembros se descoyuntaban. Fue utilizado sobre todo en Francia y Alemania, durante los tiempos de la Inquisición.
LA GUILLOTINA:
Curiosamente, la guillotina no tuvo su origen, como casi todo el mundo cree, en Francia. No se sabe con exactitud dónde y cuándo empezó a utilizarse; pero se sabe que funcionó antes del año 1300 en Alemania, Italia y Gran Bretaña. La fuerza del golpe de la cuchilla era de 400 kgs. por pulgada, y en España comenzó a usarse a principios del siglo XIX.
La GARRUCHA
Consistía en sujetar a la víctima los brazos detrás de la espalda, alzándole desde el suelo con una soga atada a las muñecas, mientras de los pies pendían las pesas. En tal posición era mantenido durante un tiempo, agravándose a veces el tormento soltando bruscamente la soga -que colgaba de una polea o garrucha- y dejándole caer, con el consiguiente peligro de descoyuntar las extremidades.
LOS AZOTES
El prisionero era inmovilizado en el cepo de las manos y del cuello, dejando desnuda su espalda, en donde le aplicaban la cantidad de azotes que determinase el Tribunal. Su número variaba entre 50 y 200, dependiendo de la gravedad de las faltas cometidas y la consistencia física del encausado. El castigo del azote, a diferencia de los otros, no se aplicaba para obtener la confesión sino como parte de la sentencia, en los casos en que se había determinado la culpabilidad de los reos en faltas graves.
EL SANBENITO
Traje que obligaban usar a las víctimas para una celebración que se llamaba “Autos de Fé”. Ceremonia que duraba un día entero delante de toda ciudad. Vestidos de sambenito los hacían desfilar y luego leían las condenas; el pueblo que observaba se burlaba de ello; mientras los verdugos los ponían en jaulas que a su vez se usaban para llevarlos a la hoguera.
TRONCO O CEPO
Instrumento usado para castigo corporal. Torturaban a las víctimas sentándolas en esa posición por largos días. Muchas veces usaban instrumentos calientes para quemar sus extremidades. Este castigo servía como ejemplo disuasivo.
LA GOTA CHINA
Era un método de tortura psicológica que consistía en inmovilizar a un reo en forma horizontal panza arriba, al cual le caería sobre su frente una gota de agua fría cada 5 s y luego de algunas horas, provocaban daño físico en su piel (similar a las yemas de los dedos luego de un baño de inmersión).Pero la verdadera tortura para la víctima era la locura que le provocaría el no poder dormir debido a la constante interrupción de las gotas, ni tampoco poder beber esa agua cuando la sed atacara, con lo cual a los pocos días provocaba la muerte por paro cardíaco.
LA CRUCIFIXION
Es un método antiguo de ejecución, donde el condenado es atado o clavado en una cruz de madera o entre árboles o en una pared; y dejado allí hasta su muerte.
Esta forma de ejecución fue ampliamente utilizada en la Roma antigua y en culturas vecinas del mediterráneo; métodos similares fueron inventados por el Imperio Persa.
La crucifixión fue utilizada por los romanos hasta el año 337 DC, después de que le religión cristiana fue legalizada en el impero romano en el 313 DC, favorecida por el emperador Constantino, pero antes de que se convirtiera en la religión oficial del imperio. Sin embargo, la crucifixión es utilizada en varios lugares hasta nuestros días.
EL CILICIO
Es una prenda de vestir o accesorio utilizado para provocar deliberadamente incomodidad o sufrimiento en quien lo viste. Su uso estuvo extendido durante mucho tiempo en las diversas comunidades cristianas como medio de mortificación personal, buscando así combatir las tentaciones de la carne y, sobre todo, la identificación con Jesucristo en los padecimientos que sufrió en la Pasión y los frutos espirituales que de ella se derivan.
MASCARAS INFAMANTES
Estos artilugios, que existían con gran profusión de formas fantasiosas y, a veces, francamente artísticas, desde 1500 hasta 1800, se imponían a quienes habían manifestado imprudentemente su descontento hacia el orden, contra las convenciones vigentes, contra la prepotencia del poder o, de cualquier forma, contra el estado de las cosas en general. A través de los siglos, millones de mujeres, consideradas “conflictivas” por su cansancio de la esclavitud doméstica y los continuos embarazos, fueron humilladas y atormentadas; así el poder eclesiastico exponía el escarnio público a los desobedientes y a los inconformistas. La Iglesia castigaba una larga lista de infracciones menores mediante este metodo.
LA TORTUGA
Comprimir o triturar bajo una madera con peso encima (tambien llamado la tortuga) era un metodo comun entre los ingleses. En esta foto del siglo XVI se muestra la “tortuga” con su variacion de la “balanza”, un tronco puesto en la espalda de la victima para que el espinazo se quebrara bajo el peso. En la parte superior del dibujo se puede apreciar un preso en el cepo. Esta tortura es protestante.
LATIGOS DE CADENAS
No se necesitan comentarios para describir estos artilugios, que parecen más armas de guerra que instrumentos de tortura; sin embargo, látigos más o menos similares pero en gran variedad –con 2, 3 y hasta 8 cadenas, provistas de muchas “estrellas”, o bien hojas de acero cortantes– se usaban, y en cierta medida aún se usan, para flagelar el cuerpo humano.
En esta fotografía se incluyen: un látigo de cadenas formadas por eslabones planos y ovales, afilados como cuchillas en forma de hojas; otro de cadena doble con cuatro pesadas “estrellas” de hierro en la punta; y un fragmento de un látigo del siglo XIV, denominado “corona de espinas” en honor a Jesucristo.
LA TURCA
Este método de tortura fue ideado para arrancar las uñas. En 1590 y 1591 Juan Fian fue sujeto a esta y otras tantas torturas en Escocia. Después que sus uñas fueron arrancadas le clavaron clavos en su lugar.
MORDAZA O BABERO DE HIERRO
Este artilugio sofocaba los gritos de los condenados para que no estorbaran la conversación de los verdugos. La “caja” de hierro del interior del aro es embutida en la boca de la víctima, y el collar asegurado a la nuca. Un agujero permite el paso del aire, pero el verdugo lo puede tapar con la punta del dedo y provocar la asfixia. A menudo los condenados a la hoguera eran amordazados de ésta manera, sobre todo durante los autos de fe, porque sino los gritos interferirían con la música sacra.
EL COLLAR DE PUAS
Está provisto de pinchos en todos los lados. El instrumento de la fotografía pesa más de cinco kilos, se cerraba en el cuello de la víctima, y a menudo se convertía en un medio de ejecución: la erosión hasta el hueso de la carne del cuello, hombros y mandíbula, la progresiva gangrena, la infección febril y la erosión final de los huesos, sobre todo de las vértebras descarnadas conducen a una muerte segura, atroz y rápida.
Aparte de esto, el collar presentaba la ventaja de economizar tiempo y dinero: su función es pasiva y no requiere el esfuerzo, ni por tanto el pago, de un verdugo; “trabaja” por sí mismo, día y noche, sin descanso, sin problemas y sin manutención. Por ésta razón todavía es usado por la policía en muchas partes, no sólo del Tercer Mundo.
LA PICOTA EN TONEL
Era una especie de vergüenza pública que se aplicaba sobre todo a los borrachos.
Había dos clases de “picotas en tonel”: las que tenían el fondo cerrado, en las que la víctima se colocaba dentro, con orinas y estiércol o simplemente con agua podrida, y las abiertas para que las víctimas caminaran por las calles de la ciudad con ellas a cuestas, lo que les producía un gran dolor debido a su gran peso.
EL PENDULO
Una tortura fundamental, que a veces constituía únicamente una preparación de la víctima para posteriores tormentos, era la dislocación de los hombros mediante la rotación violenta de los brazos hacia atrás y arriba. El suplicio del péndulo es (como tantas otras torturas) barato y eficiente. No necesita equipos complicados. Las muñecas de la víctima se ataban por detrás de la espalda, y en esa ligadura se añade una cuerda y se iza. Inmediatamente, los húmeros se desarticulan junto con la escápula y la clavícula. Tal dislocación producía horribles deformaciones, a menudo permanentes. La agonía se podía estimular mediante pesas agregadas progresivamente a los pies, hasta que al fin el esqueleto se desmembraba. Al final, la víctima, paralizada, moría.
SANGRADO
Se creía que la fuerzas de la brujas podrían ser controladas al hacerlas sangrar. Esto implicaba rebanar o abrir a la víctima en la cara o cerca de una vena importante. Acusados sometidos a esta tortura perdían rápidamente sangre y se desmayaban debido a esto, comprobando que el acusado era asistido por el demonio al sacarle el alma del cuerpo para que no sufriera.
AGUA Y LINO
Se ata a la víctima en una mesa de manera que le quede la cabeza más baja que los pies. Se le introduce en la boca el bostezo (artilugio de hierro que impide que la boca se cierre) y se le coloca sobre la cabeza un fino paño de lino. Tras eso se vierte lentamente una jarra de agua sobre el lino, de manera que arrastre el tejido hasta lo más profundo de la garganta. La sensación de ahogo es de lo más espantosa. Cuando se saca el lino para impedir la muerte por asfixia, debe hacerse de un tirón para producir más dolor.
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