La historia de la leyenda urbana comenzó en 1979, cuando varios automovilistas informaron sobre una hermosa joven rubia de vestido blanco y largo que recogieron en la Avenida Kennedy...
Cuando los conductores comenzaban a acelerar, la mujer pedía a los automovilistas que no fueran tan rápido y luego se desvanecía.
Posteriormente, la investigación periodística de los hechos apuntó a una mujer llamada Marta Infante, que respondería a la descripción de los testigos, y quien en 1978 había fallecido en un accidente automovilístico.
Esta leyenda urbana dio origen a la película chilena La rubia de Kennedy protagonizada por la actriz Carolina Fadic.
Un rumor erizó los pelos y provocó escalofríos en los habitantes de Santiago de Chile en 1979. Y pronto llegó a las páginas de los periódicos nacionales: se aseguraba que una joven y atractiva mujer rubia, vestida con un largo abrigo de piel blanco, hacía dedo a los automovilistas por las noches en Avenida Kennedy, entre Américo Vespucio y Gerónimo de Alderete. Por lo general, se acercaba a los vehículos ocupados por matrimonios y les pedía que les llevara a un supermercado cercano. Cuando accedían, se subía al asiento posterior. Una vez en el interior y cuando los choferes comenzaban a acelerar, les decía con una suave voz: "Por favor, no corra. Más despacio, más despacio". Luego se desvanecía sin dejar rastro. Y sin que se hubiera detenido el auto ni abierto sus puertas. Incluso varios de ellos eran de sólo dos puertas. Muchos aseguraron haberla visto. Otros juraron que la habían llevado. Incluso algunos dejaron constancia del hecho en la Comisaría de las Tranqueras y dos taxistas —Miguel Castañer y Carlos Sanhueza— concedieron entrevistas en las que revelaban los detalles de su encuentro sobrenatural. La explicación también se expandió como rumor: un año antes, una mujer, al volver de una comida con su novio, habría muerto en un accidente automovilístico en las esquinas de Avenida Kennedy y Gerónimo de Alderete. El diario La Segunda afirmó entonces que un familiar de ella se había comunicado con el diario para ratificar la veracidad de los hechos. Se dieron datos más precisos: era una mujer llamada Marta Infante, que trabajaba en la Corporación de la Madera y que murió el 8 de agosto de 1978.
Otra forma de narrar esta leyenda dice que en las noches, en plena avenida Kennedy, una hermosa rubia de hermoso físico que hace parar a los taxistas. Ellos la llevan alrededor de dos kilómetros y cuando miran por el espejo retrovisor para conversar, ella ya no está.
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